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Fresas con nata montada

La belleza de las fresas con nata montada radica en su simplicidad. No requiere de ingredientes complejos ni de técnicas culinarias avanzadas, lo que la convierte en el postre ideal para cualquier ocasión, ya sea una cena improvisada entre semana o un capricho dulce para el fin de semana. Además, al ser un postre fresco, es perfecto para los días más cálidos, ofreciendo un alivio delicioso y una explosión de sabor que satisface sin empalagar. Es la prueba de que, a menudo, la elegancia se encuentra en lo más básico y puro.

Las fresas, con su vibrante color rojo y su inconfundible aroma dulce, son una de las frutas más queridas y versátiles de la primavera y el verano. Su sabor, que oscila entre lo dulce y un toque ligeramente ácido, las convierte en el ingrediente perfecto para una infinidad de postres, desde tartas y mermeladas hasta simplemente disfrutarlas al natural. Pero si hay una combinación que ha trascendido el tiempo y las fronteras, es la de las fresas con nata montada. Esta dupla es un verdadero clásico, sinónimo de ligereza, frescura y un placer sencillo que evoca recuerdos de días soleados y celebraciones.

Preparar este postre de fresas con nata montada es una experiencia gratificante en sí misma. Desde el momento de seleccionar las fresas más frescas y jugosas hasta el batido de la nata hasta alcanzar esa textura aireada y sedosa, cada paso es un acto de amor por la buena comida. El contraste entre la acidez de las fresas y la dulzura aterciopelada de la nata crea una sinfonía de sabores y texturas en cada cucharada que deleitará tu paladar y te dejará deseando más.

Fresas con nata montada

Fresas con Nata Montada

Ingredientes

  • 500 gramos de fresas frescas y maduras
  • 500 ml de nata para montar (con un mínimo de 35% de materia grasa)
  • 2-3 cucharadas de azúcar glas (o al gusto)
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)

Fresas con nata montada

Cómo preparar Fresas con nata montada

  1. Prepara las fresas: Lava las fresas suavemente bajo agua fría. Escúrrelas bien en un colador y sécalas con cuidado con papel de cocina. Retira el pedúnculo (la parte verde) de cada fresa. Puedes dejarlas enteras, cortarlas por la mitad o en cuartos, según tu preferencia. Si las fresas son muy grandes, córtalas para que sean más fáciles de comer. Reserva en un bol.
  2. Prepara la nata montada: Asegúrate de que la nata esté muy fría, directamente de la nevera. Si tienes tiempo, puedes meter el bol donde vas a montarla y las varillas en el congelador durante unos 10-15 minutos antes de empezar; esto ayuda a que la nata monte mejor y más rápido.
  3. Vierte la nata fría en el bol. Empieza a batir con las varillas eléctricas (o a mano, si tienes buen pulso y paciencia) a velocidad media-baja.
  4. Cuando la nata empiece a espesar ligeramente, añade el azúcar glas poco a poco, mientras sigues batiendo. Si usas extracto de vainilla, añádelo en este momento.
  5. Aumenta la velocidad y continúa batiendo hasta que la nata esté firme y con picos suaves. Ten cuidado de no batir en exceso, ya que podría cortarse y convertirse en mantequilla.
  6. Monta el postre: En copas individuales, tazones o un recipiente grande, alterna capas de las fresas preparadas con cucharadas generosas de nata montada. Puedes empezar con una capa de fresas, luego una de nata, y así sucesivamente.
  7. Sirve: Sirve inmediatamente las fresas con nata montada para disfrutar de la frescura y la textura de la nata. Si no vas a servirlas al momento, refrigéralas. Sin embargo, la nata montada está en su mejor momento justo después de prepararse.

¡Disfruta de estas fresas con nata montada, un postre clásico y delicioso!

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