La crema de calabaza y jengibre es una combinación deliciosa y reconfortante que destaca por su equilibrio perfecto entre dulzura y un toque picante. Ideal para los días más fríos, esta receta no solo te ayudará a entrar en calor, sino que también aportará una dosis extra de nutrientes esenciales. El jengibre fresco añade una dimensión de sabor que complementa perfectamente la suavidad natural de la calabaza.
Esta crema de calabaza y jengibre es perfecta como entrada en una cena especial o incluso como plato principal si deseas una opción más ligera pero sustanciosa. Su preparación es sencilla y rápida, lo que la convierte en una excelente opción para aquellos que buscan algo delicioso sin pasar horas en la cocina. Además, su presentación puede ser tan elegante como desees, especialmente si la decoras con semillas de calabaza tostadas.
Más allá de su sabor irresistible, esta crema de calabaza y jengibre ofrece beneficios adicionales para tu salud. La calabaza es rica en fibra y vitaminas, mientras que el jengibre es conocido por sus propiedades antiinflamatorias y digestivas. Juntos, crean una sopa que no solo satisface el paladar sino que también nutre el cuerpo.

Crema de calabaza y jengibre
Ingredientes
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1 kg de calabaza
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1 cebolla
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2 dientes de ajo
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1 trozo pequeño de jengibre fresco (aprox. 2 cm)
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1 litro de caldo de verduras
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200 ml de nata líquida
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Aceite de oliva virgen extra
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Sal, al gusto
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Pimienta molida, al gusto
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Semillas de calabaza (opcional, para decorar)

Cómo preparar Crema de calabaza y jengibre
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Pela y corta la calabaza en trozos. Pica finamente la cebolla y el ajo.
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Pela y ralla el jengibre fresco.
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En una olla grande, calienta un poco de aceite de oliva a fuego medio. Añade la cebolla y el ajo y sofríe hasta que estén dorados.
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Agrega el jengibre rallado y sofríe durante un minuto más.
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Añade los trozos de calabaza a la olla y mezcla bien con los demás ingredientes.
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Vierte el caldo de verduras en la olla, asegurándote de que la calabaza esté completamente cubierta. Lleva a ebullición, luego reduce el fuego y cocina a fuego lento durante unos 20 – 25 minutos, o hasta que la calabaza esté tierna.
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Usa una batidora de mano para triturar la sopa hasta obtener una textura suave y cremosa. También puedes usar una licuadora, pero deberás hacerlo en tandas y con cuidado.
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Añade la nata líquida y mezcla bien. Calienta nuevamente a fuego lento si es necesario.
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Sazona con sal y pimienta a tu gusto.
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Sirve la crema de calabaza y jengibre caliente.











