Las versiones más tradicionales de paté se preparan con hígado de pato u oca, el paté de pollo ofrece una alternativa más accesible, económica y con un sabor suave pero profundamente reconfortante. El paté de pollo es la tapa o aperitivo perfecto para cualquier ocasión, desde una cena elegante hasta una reunión informal, y sirve como una base excelente para experimentar con distintos sabores y especias.
Hacer paté de pollo en casa no solo garantiza la frescura de los ingredientes, sino que también permite controlar la textura, logrando esa cremosidad untuosa tan deseada que las versiones comerciales a veces no consiguen. La clave de este plato reside en la armonía de pocos pero potentes componentes: la riqueza del hígado de pollo, la profundidad aromática de las chalotas y el toque esencial de un buen licor, como el brandy o el vino de Oporto, que añade una capa de complejidad inigualable. El proceso es sorprendentemente sencillo y el resultado es un producto que elevará inmediatamente cualquier tabla de quesos o aperitivos.
Este paté de pollo, en particular, se distingue por su equilibrio perfecto entre lo salado y un sutil dulzor. Se recomienda servirlo a temperatura ambiente para que su textura sea idealmente untable, acompañado de pan tostado, crackers o una baguette crujiente. Una capa de mantequilla clarificada o gelatina por encima, además de ser estéticamente agradable, ayuda a conservarlo mejor y sella sus maravillosos sabores. ¡Prepárate para sorprender a tus invitados con este manjar digno de restaurante!

Paté de Pollo
Ingredientes
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- 350 g de hígados de pollo limpios (sin grasa ni membranas)
- 100 g de mantequilla sin sal, cortada en cubos
- 1 chalota o ½ cebolla pequeña, picada finamente
- 1 diente de ajo, picado
- 3 cucharadas de brandy o vino de Oporto (o Jerez)
- ½ cucharadita de tomillo fresco (solo las hojas)
- Sal y pimienta negra recién molida, al gusto
- Un pellizco de nuez moscada (opcional)
Cómo preparar Paté de pollo
- Limpiar y saltear los aromáticos:
- Asegúrate de que los hígados estén bien limpios. Sécalos con papel de cocina.
- En una sartén a fuego medio, derrite 50 g de la mantequilla.
- Añade la chalota/cebolla y el ajo. Sofríe hasta que estén transparentes y suaves (unos 5 minutos). No deben dorarse.
- Incorpora el tomillo, sal y pimienta. Remueve bien.
- Cocinar los hígados:
- Sube el fuego a medio-alto y añade los hígados a la sartén.
- Cocina los hígados durante 2-3 minutos por cada lado. El centro debe estar rosado, pero no debe sangrar. Si están demasiado cocinados, el paté quedará seco y granuloso.
- Desglasar y flambear:
- Vierte el brandy o vino de Oporto en la sartén y raspa el fondo para despegar los jugos caramelizados.
- Sube el fuego para que el alcohol evapore o, con precaución, inclina la sartén para flambear (deja que el fuego se apague solo).
- Triturar la mezcla:
- Transfiere la mezcla de hígados, chalotas y todos los jugos de la sartén a un procesador de alimentos o licuadora de alta potencia.
- Añade los 50 g de mantequilla restante, cortada en cubos fríos.
- Procesa la mezcla hasta obtener una textura totalmente suave y homogénea. Esto puede tomar unos minutos. Deberás parar y raspar los lados varias veces.
- Prueba y ajusta la sal, la pimienta y la nuez moscada si la usas.
- Enfriar y reposar:
- Vierte el paté de pollo en la(s) terrina(s) o recipiente(s) de servicio. Golpea suavemente contra la encimera para eliminar burbujas de aire.
- Cubre la superficie del paté de pollo directamente con papel film para evitar que se forme una costra.
- Refrigera por al menos 6 horas (idealmente toda la noche) para que se asiente y los sabores se mezclen.

Consejos para Servir y Conservar
- Sellado de mantequilla (Opcional): Para un acabado profesional y mejor conservación, puedes sellar la superficie. Derrite 50 g de mantequilla clarificada. Retira la espuma que se forme y vierte la mantequilla líquida y clara sobre la superficie del paté ya frío. Refrigera hasta que esta capa se solidifique.
- Acompañamiento: Sírvelo con tostadas de pan rústico, crackers, o mermelada de cebolla caramelizada/frutos rojos para un contraste dulce-salado.
- Conservación: Bien cubierto y refrigerado, el paté de pollo se conserva durante 5 a 7 días. Si lo sellas con mantequilla, puede durar un poco más.











